Esta obra atribuida a Gérard David,
también conocida como Virgen del Castillo, representa a la Virgen María de
medio cuerpo en posición sedente, sosteniendo al Niño Jesús, recreando la
tradicional escena votiva de la “lactatis”. La frontal proximidad de los
modelos acentúa el lenguaje directo de los personajes y el tono monumental de
la composición, a pesar del reducido formato del cuadro (44 cm x 31 cm sin
marco). Una hilera de árboles de copas bajas y densas, recortadas en declives
sinuosos actúa de bambalina decorativa en este escenario natural, dominado por
una amplia estructura palaciega de formas sólidas y rotundas, perfectamente
integrada en el paisaje; una alta llanura de perfil semicircular ocupa el
registro izquierdo y muestra un asiento semiurbano poblado de caseríos, de
cobertura cónica y fachadas nórdicas. Un tapiz de hojarascas menudas y tupidas
enmarca, con acentos verticales, los primeros planos. En esta enredadera de
formas vegetales surgen rotundos en colorido y formas decorativas ramilletes de
lirios, símbolos de pureza, y de rosas. (texto extraído del catálogo online
del Museo Lázaro Galdiano, de cuya exposición permanente forma parte)
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