Madrazo retrató a José Cañaveral
el día 14 de diciembre de 1858 en el taller de Joaquín Domínguez Bécquer, según
consta en su agenda de bolsillo. Cañaveral (1833-1894) es el iniciador de una
larga dinastía de pintores entre los que destacan Alfonso y Enrique. El
retrato, pintado en una sola sesión, es un virtuoso y logrado ejemplo de los
llamados “retratos de amigos” que hace Federico de Madrazo. Destaca la
expresividad de la mirada, el porte del representado y el empleo de una
tonalidad cromática que resalta la silueta sobre un fondo monocromo.
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