Barbasán pinta este retrato suyo
de busto en 1887, cuando contaba veintitrés años, en Madrid donde residía desde
principios de año acompañando a su hermano en su nuevo destino militar. El
cuadro, realizado dos años antes de su partida a Italia, muestra las enseñanzas
aprendidas en la Escuela de Bellas Artes de Valencia.
Se trata de una composición de
corte académico, que representa a un joven de pelo moreno y bigote engomado,
ataviado con traje negro con cuello duro y blanco que evoca la moda del siglo
XVII. De semblante serio muestra su perfil derecho, quedando el otro lado
sumido en la oscuridad, y aunque el cuerpo está ligeramente girado, su mirada
se dirige hacia el espectador. De pincelada muy empastada y oscureciendo los
fondos, centra la atención el rostro resaltando las carnaciones por medio de
juegos de luces y sombras.
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