Bonanat Zaortiga fue uno de los
representantes más destacados del gótico internacional en Aragón. La Virgen de
la Misericordia protege con su manto a los seres humanos de las flechas que
simbolizan los males más temidos en la Europa de la baja Edad Media, la peste,
entendida frecuentemente como castigo por los pecados de la humanidad. En su pintura destaca la elegancia de los
personajes, con abundantes cabelleras rizadas, figuras alargadas y rostros
dulces de carnaciones pálidas y belleza idealizada.
Para la ermita de la Virgen de la
Carrasca de la localidad turolense de Blancas realizó el retablo mayor cuya
tabla central se conserva en el Museo de Arte de Cataluña.
La Virgen de la Misericordia,
como también se conoce a la Virgen de la Carrasca, cobija bajo su manto a una
multitud de personajes de variada edad y condición, entre los que podemos
encontrar tanto laicos como religiosos. Su manto, que sostienen dos ángeles,
protege a los seres humanos de las cinco flechas que han caído del cielo, y que
simbolizan a la peste, uno de los males más temidos y extendidos en la Europa
de la Baja Edad Media, entendida con frecuencia como castigo divino por los
pecados de la humanidad.
Según la tradición, la Virgen se
apareció a un pastor de la localidad entre las ramas de una frondosa carrasca,
lo que motivó que el pueblo levantase un santuario en ese mismo lugar. Zaortiga
incluye en la parte inferior izquierda de la composición una carrasca o pequeña
encina como referencia al origen de esta devoción mariana.
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