Goya realiza esta obra para la
iglesia jesuita de Santa María del Pilar de Calatayud, actualmente llamada de
San Juan el Real. Tras la expulsión de los jesuitas de España en 1767, la
pintura pasaría a la ermita de la Virgen de Jaraba, donde se encontró en 1985.
El cuadro simboliza la
consagración de San Luis Gonzaga como patrón de la juventud, y ensalza la orden
jesuita. Representa al papa Benedicto XIII, que alecciona a unos jóvenes
poniendo al santo italiano como ejemplo, tal y como muestran las palabras en
latín de una filacteria que sale de la boca del pontífice: “INSPICE, ET FAC
SECUNDUM EXEMPLAR” (Fíjate, y sigue su ejemplo). Al fondo se figura un motivo
historiado que recuerda el traslado de los restos del santo a la iglesia de San
Ignacio. Arriba, señalado por el dedo del papa, aparece San Luis en gloria con
vestiduras jesuíticas tenido por ángeles y llevando un ramo de azucenas que
aluden a la pureza. En el margen inferior una cartela, posteriormente
recubierta de blanco, rezaba: “S. ALOYSIUS GONZA. J. A. SS. P. BENEDICTO BONUS
EL EXEMPLA”. Todo el cuadro se divide en planos superiores e inferiores que
representan lo divino y lo humano.
Se trata de una obra de juventud
de Francisco de Goya, lo que se aprecia en la falta de destreza en el dibujo de
alguna de las figuras, el cuidado de la pincelada y la concepción barroca del
enlace entre los temas. Además, los personajes de la zona inferior del lienzo
presentan unas posturas extrañas y aparatosas. A pesar de ello, la pintura
anuncia la capacidad expresiva del maestro aragonés por el uso de la pincelada
suelta y una excepcional libertad en el tratamiento del color.
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