En 1817 Géricault asiste durante
el Carnaval de Roma, a la espectacular carrera de caballos en el Corso.
Caballero emérito, ejecuta veinte estudios sobre este tema representando la
salida de la carrera, y la llegada, con vistas a una composición que no
terminará nunca. El pintor intenta transmitir con esta obra la lucha épica
entre el hombre y el caballo.
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